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Mostrando entradas de septiembre 21, 2025

BIOGRAFIA DEL REVERENDO PADRE EUSEBIO ARRONIZ GÓMEZ C.M.F.

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  Fuente: Cajabamba Eterna Tierra- (p.114) Fotografía: Congregación Claretiana. Eusebio Arróniz Gómez, nació en Zúñiga - Navarra - España, el 16 de diciembre de 1,885. Se ordenó de sacerdote Claretiano o Hijo del Corazón de María (C.M.F.) el 14 de setiembre de 1,910 siendo enviado a Bolivia a ejercer por primera vez su vida sacerdotal; poco tiempo después fue trasladado al Seminario de Lima, en donde estuvo algunos meses, pasando a Trujillo al Seminario de San Carlos y San Marcelo. Durante 13 años, Trujillo fue testigo de la mano ejemplar y rectora del padre Arróniz; también se desempeñó como Capellán de la Cárcel Central de Trujillo, realizando una gran campaña moralizadora entre todos los reclusos; en esta misma ciudad formó la segunda Brigada Scout de Perú el 10 de agosto de 1,916 en el Colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo. El año de 1,927 fue cambiado por la Congregación Claretiana a Cajabamba, haciéndose cargo de la Parroquia San Nicolás de Tolentino hasta el año de 1...

COMPRA DEL RELOJ PÚBLICO DE CAJABAMBA.

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Fotografía: Página Datos de Lima. El reloj público de Cajabamba fue comprado con fondos del Concejo Provincial siendo alcalde Provincial el señor Manuel Alipio Seminario y síndico de rentas el señor Teófilo Cardoso el año de 1915. La compra la efectuó en Lima por encargo del Municipio, el Diputado ing. Fermín Málaga Santolalla a la casa comercial G. Welsh y Cía. por la suma de setecientos soles de plata o setenta libras peruanas de oro, con cargo de que la firma G. Welsh y Cía. ponga el reloj en el puerto de Salaverry. El reloj fue conducido del puerto de Salaverry a Trujillo, por el comisionado Señor Miguel A. Puga y de Trujillo hasta Cajabamba por el arriero don Lorenzo Medina. En sesión del Concejo del 1° de agosto de 1915, a pedido del señor alcalde Provincial, se ordenó “gratificar, a cargo de los fondos existentes, al artesano señor José E. Espinoza Rubio, con la cantidad de veinte soles, por los servicios prestados en la colocación e instalación del reloj público en el loc...

Más que reparar el daño físico, urge reconstruir el sentido del deber

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                   Fotografía: Página Asiescajabamba La reciente destrucción de dos estatuas públicas en Cajabamba no debe ser tratada como una simple anécdota o una travesura juvenil. Se trata de un acto moralmente reprochable que revela la disolución de los principios racionales que hacen posible la convivencia social. Esto nos lleva a un razonamiento desde ética kantiana, pues toda acción debe poder erigirse en una ley universal. Esto exige preguntarse: ¿podría todo ciudadano, en cualquier lugar y circunstancia, destruir el patrimonio público y justificarlo como norma general? Evidentemente no. Tal conducta, si se universalizara, aniquilaría las condiciones básicas del respeto mutuo, del orden social y del sentido mismo de lo común. Por lo tanto, es una acción inmoral en su raíz, pues contradice la posibilidad de una legislación racional universal. Pero hay algo más grave aún. No solo se ha violado una norma, ...